Sunday, April 15, 2007

cosa como de enamorada

Debería parar con ésto, pero no se puede, no sé como. Estoy más mal que la canción de Arjona, esa que contrapone cosas a cada rato, esa que no sé como se llama, esto es como... mejor no lo digo, porque sería muy evidente. Debería parar de sintonizar mis estaciones favoritas, ¿o seguir? Hace rato no me sentía así. Dos años parece, bueno, igual es raro para el resto de la gente, pero para mí es, no sé, raro también.

Ni siquiera sé por qué escribo ésto, o sea sí, lo sé, pero no puedo decirlo porque si lo menciono soy mujer muerta; y vaya qué muerta.

Tengo todo para tenerlo todo, es que ni yo me lo creo, decir que podría llegar a ser un todo, que tonto.

Debe ser la sensibilidad del todo, o la complejidad de un todo. Quizás la manía de pensar que podría llegar a ser algo que cada vez suceda quedaramos en nada, algo envolvente y por más que jure que es nuevo, no sería tan nuevo. Tan viejo como esto. Es que ni siquiera puedo hablar de un esto, porque esto no existe, son recuerdos que no fueron, una columna perdida, un libro que se me hace familiar, o una película que me crea vacíos en el estómago.

Parar con eso es seguir con esto, es como cuando la jovencita quiere borrar a su servidor pensando todo el día en olvidar. Como el amor y el odio; me han contado que son iguales, me han dicho que el primero es lindo, pero que mata. Y que el odio, no me han dicho nada del odio.

Me siento ansiosa, esperando por algo que no va a suceder, algo que no va a llegar.

El mundo me toca los talones y avanza, pero yo no puedo ver los suyos. Y atrás me quedo, mirando, sentada o en la ducha. Esperando, como las tontas, con un chocolate con forma de conejo en una mano, y en la otra una libreta, a ver si me das tu autógafo.


Sunday, April 08, 2007

Es cosa de números

Hasta la fecha llevo 85 entradas, publicadas por última vez el 2 de abril del 2007, con ésta son 86. ¿por qué los números? Es que lo que sigue es una historia real, me acaba de suceder a las 1am con 28 minutos. Nunca me ha gustado escribir cuentos pero ésta crónica podría ser de su gusto.


200grs de cereales vertidos en el tazón, 150 hojuelas sintiendo la rabia de 7 minutos atrás, 4 azucaradas directo al estómago de Constanza, 6 contra la muralla por su corazón, 8 al suelo por el demente del que se hacia pasar por su novio, 2 casi trituradas por el salto al contestar el celular, una al suelo por hablar con la boca llena, la cuarta parte de otra vuelve a la taza cuando creyendo controlar la situación le dice que es demasiado corriente; un caracol en la vereda víctima de una piedra pateada por el corriente Martín, el del pueblo y del montón, un gato maulla al tiempo de 7 hojuelas que pasan sin ser masticadas, 8 segundos trapicada corriendo a la cocina y 200cc de agua aliviando el dolor en la garganta. El mismo que siente Martín en forma de nudo; un nudo de tres vueltas: uno se llama Fernanda, el otro Marcela y el tercero (y por la rabia de Constanza) Cristián.

Molina se apellida el tercer nudo, molino y remolino de hombres; unos dicen que a sus 16 años ya tiene VIH, otros dicen que se lo contagió en un baño, pero su primo mayor me asegura que fue negligencia médica, que no usaron una jeringa nueva al sacarle sangre. La misma sangre que Cristián sin conocer a Constanza pensaría en donar por la pérdida considerable ocurrida debido 2 cortes fatales en su cuello, cosa que podría suceder solo si Martín no siguiera caminando en la misma dirección, es que no sigas, Martín; 100m delante de tí 2 autos por ajuste de cuentas disparan sin blanco, pero ya encontraron uno. 62Kg de golpe contra el sueño y esta vez no fue para esquivar el tiroteo.


5 de la mañana con 50 minutos y ningún segundo, 10 minutos de pesadillas continuas en la mente de Coni, 2 suspiros aguantando el llando y ningún segundo dudando en llamar a Martín. Podría decirle que lo ama, que esté tranquilo mi amor, no es urgencia el llamado, no te agites cielito. 11 eternos tonos y 1 aló: que hoy no quiere verlo, que tuvo un sueño, quédate en casa bebé. Martín sin entender escucha voces, bocinas y también violencia y frenazos en lo vergonzoso de su pasaje. Que lo espere al teléfono, verá que tanto ruido puede causar alguien a las 5 de la mañana y un poco más. 2 autos fuera de su hogar y 3 hombres hablando de la tal Carola, que es de uno, que es del otro, que nunca fue, que es una perra. Media vuelta da Martín y un aló; monosílabo que 3 explosiones provocó: Constanza nunca tuvo botones en su pijama, pero un costurero alias el pistolero se encargó de hacerlos, abrochándolos hasta lo más profundo que quedó de su pequeño corazón.
3 nudos en la garganta de Martín, 1 pesadilla postuma en la mente de Coni, 2 detenidos, 6 armas encautadas y 122 hojuelas crujiendo solas.


23pm. 14 horas lleva durmiendo Martín. Sudando despierta y sudado mira a su lado. Constanza serena, Constanza durmiendo, Constanza quieta como ojo de vidrio, Constanza sangrando, Constanza no despierta, Constanza y 7 horas sin respirar, es que ya olvidó esa palabra. Martín sonríe, cambia las sábanas, deja su cuerpo ahí, toma sus 4 cosas y se va.


Martín en la ducha, su champú favorito, el agua espectacular y toallas limpias. 2 mujeres y 1 hombre en el living le dicen que ya salga; Martín emocionado y una nueva aventura por comenzar. Esponja y jabón al piso, él no lo recoje porque siempre era otro el que lo hacía, y porque esta vez nadie le dijo que tuviera cuidado. 1 segundo de descuido y 30 centímetros como margen de error, 62 kg de golpe contra la llave, 5kg de productos contra él y el chorro de agua en su nariz descubre que él no es ni será anfibio. Y es que la corriente de agua en sus pulmones ya acabó con el corriente Martín.

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Monday, April 02, 2007

otoño y familia

sueño polar i

El otoño asoma su nariz, bueno, tenga nariz o no, me da lo mismo en verdad, ámolo igual; es chori recordar cuando en el colegio me enseñaban (o me obligaban a repetir, quien sabe) que en ésta estación las hojas se caen ¡ta ta ta ta ta! al suelo y en primavera es tiempo de amor con alergia y momento de regalarle flores a la amada para crearle más molestias .

Me provoca ternura mirar a la gente cuando tengo la nariz roja rodolfina y helada alaska, y reírme de las chicas que por la ciudad y bajo la lluvia, si bien no andan cantando, tienen los ojos rojitos como conejo porque el maquillaje le entró a los ojos; adivinar quiénes se broncean en solariums y quiénes fueron a la nieve por un fin de semana son parte de mi Lista Invernal de Kill Bill cuando ando tramitando, porque soy una persona muy ocupada.

La big lata es escapar del frío y la humedad durante las clases y molestarme cuando se me ondula el pelo, rogando que llegue el último día de la semana y gritar como si fuera la primera vez que lo hiciera por fin es viernes.

Y es que hablando en serio, escuchar canciones bonitas un sábado después del té, bañarse con agua hirviendo y dormir abrazada con mi mamá luego de hacer un kuchen, esperar a mi tío con paraguas iéndome a buscar donde sea que me haya llevado el deseo de hacer y deshacer, ver amanecer a mi hermano con polerón porque no aguantó el frío que entraba por la ventana y pillar canciones en la radio que me recuerden junto a mi papá cuando pequeña, son cosas que cada tiempo de heladas me provocan la extraña sensación de la alegría de llorar.

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