Oye, ¡PERO OYE!

Llega fin de año y la gente comienza a tener ganas de bajar de peso pretendiendo comer como chancho en las últimas dos mega fiestas. Lo que es yo, como cada año pienso, creo y descubro si acaso existo.

Poca razón no hay en que una de las cosas más tristes de finalizar un año es comenzar a pedir los libros que prestaste en un principio; así como también devolver los que te ofrecieron siendo que lo iniciaste en pedacitos. A mí, me molestó notar que comencé a acercarme los últimos días a las personas que en un principio me parecían demasiado aburridas como para soportarlas; aunque he disfrutado plenamente hablar con mis compañeros más cercanos (believe it or not); y he agradecido al mundo y sus líderes el hecho de al fin dejar de escuchar a ese compañero (o esos) que hablaban con la boca llena.

Siento que extrañaré ciertas conversaciones sin fondo para los no-invitados; esas donde en nuestros oídos de repente ciertas canciones pasaban como brisa sabor a Beach Boys pretendiendo sus acordes bicicleta acompañarnos a la playa; claro que nunca pensamos en el mismo tema y bueno; a ninguno de nosotros nos gusta el mar.

Y por otro lado, lamentar al fin y preguntarme una y otra vez (ahora sin mentirme) por qué no le hablé a él en todo este tiempo si tantas veces pude pescarlo en la bajada de la escalera desde sus inconfundibles audífonos blancos.

Tanto amor acumulado, tanta frase inventada, tantas explicaciones no entendidas mientras yo creía (y sigo creyendo) que extrañar a alguien es como escuchar una canción que llega; claro que no tiene nada que ver conmigo, no es mía y no habla de alguna historia inspirada en mi vida, pero aun asi da pena. Aunque sea un poquito.

Un turrón de libros sobre almas gemelas, Brian Weiss y trillones de tincadas + decenas de sueños interpretados (y otros no) mas entre medio yo; antes de dormir inventando que el alma gemela no es esa que pertenece a la persona que te gusta y en un sorteo gigantesco sale junto contigo, se sitúa en tus filas y además al lado tuyo; sino que es más bien una cancion que tiene todas tus influencias favoritas y no es necesario transportarla en algun formato importante contigo: porque con solo pensarla cada detalle aparece en la memoria como una grabacion. Para mí, también es como una canción de esas que odiarías si terminaran alguna vez.

He dicho; caso cerrado.

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# posted by Catalina Pimentel : 5:20 PM  20 Comments